viernes, 25 de julio de 2014

Estoy dispuesto a cambiar mi felicidad por la libertad de mi patria.




Francisco Vicente Aguilera y Tamayo (BayamoCuba23 de junio de 1821-Nueva York22 de febrero de 1877). Hacendado cubano, colaboró estrechamente con Carlos Manuel de Céspedes.

Estudió en bien de su patria

En Santiago de Cuba recibió instrucción primaria. En La Habana, y en el colegio Carraguao, colegio de que era uno de los profesores el ilustre prócer José Silverio Jorrín, instrucción superior.

“Nada tengo mientras no tenga patria”

Aguilera era de Bayamo, de ahí su rebeldía contra el colonialismo español y su ímpetud de luchador incansable por el bienestar de su patria. Sus padres fueron personas distinguidas y acomodadas. Hombre ya, ansioso de conocer y vivir la verdadera democracia, de la que fue un enamorado fervoroso, viajó por los Estados Unidos, entonces en plena era de republicanismo verdadero. De regreso en Bayamo vio morir a su padre y contrajo matrimonio. Dueño de inmensa fortuna, todo parecía sonreírle. Y no era así: en el pecho, el dolor de su patria esclava no lo dejaba dormir tranquilo, y en las noches insomnes, tendía en vano los brazos como queriendo levantarla de la abyección y la miseria.

Sus riquezas, hacen que muchos expongan que en su tiempo fue el más rico de Oriente

Era dueño de quinientos esclavos y poseía fincas rústicas en Bayamo, JiguaníLas TunasManzanillo, en las cuales había varios ingenios y extensísimas zonas dedicadas al cultivo agrícola y a la crianza de ganado de muy diverso tipo. Sus fincas urbanas no eran menos. En Bayamo eran de su propiedad el teatro de la ciudad, dos casas de pisos múltiples, muchas otras casas de menor tamaño y un almacén de víveres. En Manzanillo otras varias casas y un almacén para mieles.

Desde los 50 conspiraba, para luego luchar

Ya en 1851 está participando en la conspiración de Joaquín de Agüero, aunque poco tiempo después la falta de coordinación y la enfermedad de su madre, le alejan momentáneamente de tales actividades. Aguilera encabezó el primer Comité Revolucionario Cubano, fundado en Bayamo con la participación de Pedro FigueredoFrancisco Maceo Osorio. Dirigió la reunión que se desarrolló en San Miguel de Rompe, el 3 de agosto de 1868, sin llegar a un acuerdo sobre la fecha del alzamiento. En reuniones posteriores se acordó aplazarlo hasta la terminación de la zafra, con el fin de asegurar los recursos necesarios. Al poco tiempo el apremio de muchos conspiradores los llevó a reunirse en el ingenio Rosario, en cuya ocasión no asistió Aguilera y la iniciativa del encuentro estuvo a cargo de Carlos Manuel, que instalado en la zona de Manzanillo, disfrutaba de gran jerarquía. De aquella reunión salió la determinación de levantarse en armas el 14 de octubre de 1868.
La intranquilidad de los conspiradores permitió a las autoridades españolas, conocer el plan de alzamiento y mandaron a apresar a los principales líderes del movimiento, razón por la cual Céspedes adelantó la fecha, iniciando la lucha en la madrugada del 10 de octubre, en su ingenio La Demajagua; mientras Aguilera, el hombre que inició el movimiento y a quien no le parecía oportuno lanzarse a la guerra tan pronto, se encontraba en su hacienda Cabaniguán. No faltó alguno que acudiera a Aguilera con la noticia y la intención de persuadirlo para que desautorizara a Céspedes. Desde ese momento comenzó Aguilera a dar muestras de su desinteresada abnegación patriótica. Se puso en acuerdo con el resto de los miembros del Comité Revolucionario y mediante Figueredo comunicó a Céspedes que secundaba la insurrección.

No estuvo en Guáimaro, pero sí en el Gobierno

Al celebrarse la Asamblea de Guáimaro, el 10 de abril de 1869, no estuvo presente Aguilera por razones de enfermedad. Circulaba incluso el rumor del acaecimiento de su muerte, por lo cual no se le designa ningún cargo en la dirección del Gobierno. Cuando Céspedes vuelve a la región de Bayamo lo encuentra vivo y le nombra Secretario de la Guerra. Hasta principios de 1870 ocupó esa responsabilidad y el 24 de febrero de ese año la Cámara de Representantes crea el cargo de Vicepresidente de la República, designándole para el mismo. Unos días después, el 8 de marzo, Céspedes lo nombró Lugarteniente General del Estado de Oriente. Ya antes le habían otorgado el grado de Mayor General.

Rumbo a la emigración

Conociendo Céspedes las dificultades existentes en el exterior para procurar ayuda a la República de Cuba en Armas y seguro de la simpatía de que gozaba Aguilera en todas partes, pensó que podía influir entre la emigración cubana y personalidades políticas de Estados Unidos y otros países, a fin de hacer a Cuba futuras expediciones con el material de guerra urgido por las fuerzas cubanas. El 27 de julio de1871, junto a Ramón de Céspedes, sale a esa misión. El 28 está en Jamaica y de allí sale en cuanto puede para Nueva York, a ocuparse de la Agencia General, órgano que dirigía el apoyo exterior a la guerra. El 17 de agosto toma posesión de la misma. No tardará Aguilera, para su pesar, en chocar con la cruda realidad. Los Estados Unidos, no reconocía a la República de Cuba en Armas. La situación se agravaba más, porque los cubanos que encontró Aguilera en Estados Unidos estaban divididos por intereses más personales, que patrióticos, unos alrededor del reformista Miguel Aldama y otros alrededor de Manuel de Quesada.

Hacia Europa

En todo este año Aguilera no ha aceptado regresar a Cuba. Quiere volver al país con una gran expedición que lleve muchos armamentos a Cuba y en tal sentido agota todas las posibilidades. En 1872 se marcha con esa finalidad a Europa. Tenía fe en que los cubanos de allá no andarían tan divididos buscando utilidades propias a la causa cubana. En 1873 está de nuevo en New York. Al poco tiempo la Cámara depone al presidente Céspedes. Como Aguilera es el vicepresidente, el presidente de la Cámara, Salvador Cisneros Betancourt, que desempeña como interino la Presidencia de la República en Armas, escribe a Francisco Vicente Aguilera: «(…) grandes ventajas reportará al país que vuelva a él un hombre que no ha escatimado sacrificios por su libertad (…) Ud. Está en mejor situación para administrar la República, venga y salvaremos la Revolución».
Aguilera responde al Presidente de la Cámara que sí, que vendrá a Cuba, pero cuando pueda llevar a Occidente una fuerte expedición. «OrienteCamagüey, cuna y garantía de la Revolución, —le dice Aguilera a [Salvador Cisneros Betancourt|Cisneros]]-, son la base de nuestras operaciones, ahora el triunfo está en Occidente (…) podemos matar soldados españoles en Oriente, pero la manera de concluir la guerra es secar la fuente de donde brotan y sabemos dónde está esa fuente».

Muere solo y riquísimo

En medio de visible pobreza, con el anhelo de ver su Patria libre y en los días en que las ansias personales y el regionalismo, murió en cama Francisco Vicente Aguilera, el 22 de febrero de 1877 en su casa humilde de la ciudad de New York.


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sábado, 31 de mayo de 2014

Los Dominicanos y la Guerra de Independencia Cubana.

Los Dominicanos y Máximo Gómez en la libertad de Cuba.

Los Dominicanos y Máximo Gómez en la libertad de Cuba.
Los acontecimientos políticos y sociales de la Cuba colonial, en procura de la emancipación se producen en la parte oriental de la Isla, es decir, en las ciudades o poblados de Santiago, Bayamo, Manzanillo, Holguín y en menor medida en Camaguey (centro).
Por Alfonso Torres Ulloa / elMasacre.com


Los acontecimientos políticos y sociales de la Cuba colonial, en procura de la emancipación se producen en la parte oriental de la Isla, es decir, en las ciudades o poblados de, Bayamo, Manzanillo, Santiago, Holguín y en menor medida en Camaguey (centro). Y a propósito de esto quiero anotar lo que dice un importante autor cubano, Raúl Aparicio:
 
“La ciudad de Santiago de Cuba y su comarca había experimentado la benéfica influencia de los emigrantes de la Isla de Santo Domingo, desde principios del siglo XIX....” luego dice “las logias masónicas de la ciudad son como antenas que perciben la enfebrecida agitación, no sólo de estas islas cercanas, sino de la Europa que desde la revolución de 1848 está estremeciendo al mundo”, y justo en esa zona se asientan los dominicanos con experiencia militar, al término de la guerra de la restauración y ya antes allí se habían asentado centenares de familias dominicanas obligadas por la ocupación de Haití de 1821 al 1844, en su mayoría masones que se integraron en la sociedad cubana en Santiago.
  
Independientemente de la figura preponderante de Máximo Gómez, estas notas tienen el interés de puntualizar que los aportes de los dominicanos al proceso revolucionario cubano trascienden a Gómez, a tal punto que no es posible escribir la historia de Cuba al margen de los dominicanos; empezando por el Viejo, por supuesto.

Máximo Gómez tiene sus méritos y devino en ser la figura cumbre en lo militar, no sólo de los dominicanos sino del ejército de liberación, tanto de la guerra larga (1868-1878) como de la guerra necesaria (1896-1898), pues la figura cumbre por parte de Cuba, en lo militar, el General Antonio Maceo, era el lugarteniente de Gómez, el Generalísimo. Y por supuesto Martí es el Apóstol y está hecho de otra madera.
 
Pero es que, además de Gómez, e incluso antes que él, estuvo Luis Geronimo Marcano Álvarez, que obtuvo el grado de general del ejército Mambí, mientras Gómez aún no participaba en el primer combate. El primer gran estratega militar Mambí es Luis Marcano. Y éste es quien traza el plan de ocupar Bayamo y tiene que convencer a Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria de Cuba y líder de la Guerra Larga.
 
La ocupación de Bayamo por parte del ejército Mambí es determinante en el establecimiento de la guerra, pues si los insurrectos caían implicaba el fin de la sublevación. Venían de sostener el primer combate y de sufrir la primera derrota en Yara, el día 8 de octubre. Justo eso es lo que hace dudar a Céspedes, quien pretendía marchar hacia Manzanillo sobre el triunfo o de la posibilidad de ocupar el pueblo de Bayamo, que era un bastión del ejército español. Pero el genio militar de Luis Marcano Álvarez le convence de esa posibilidad.

Con Luis Marcano Álvarez estaban sus hermanos Francisco y Félix María, quienes vivan en El Datil, Bayamo; además de los hermanos Chalas, Despradel y gran parte de la Reserva Dominicana del Ejército Español. Tan pronto cae Bayamo se integra el brigadier Modesto Díaz, el cual es convencido primero y vencido después por Marcano en la ocupación de Bayamo. Y Modesto Díaz devino en ser excelente jefe Mambí, protagonista de decisivos enfrentamientos con el ejército español.

Luis Marcano y sus hermanos son los primeros en entrenar a los mambises, que no eran más que pobres campesinos y negros esclavos, sin conocimientos militares y de vestimentas harapientas y estos dominicanos lo forman militarmente para los quehaceres de la guerra.
 
Tanto Luis Marcano como Modesto Díaz tenían más rangos que Gómez en el ejército español, los que les son reconocidos en el ejército libertador. Las acciones decisivas en los inicios de la guerra del 68 fueron concebidas y dirigidas por el General Luis Marcano y luego por el Brigadier Modesto Díaz. En tanto Gómez se enrola como simple soldado y al poco tiempo lo ascienden a Sargento.
 
Pero junto a ellos están los hermanos Nicolás (Teniente Coronel) y Félix Chala Nieto, Francisco Javier Abreu Licaire (Teniete Coronel), Francisco Antonio Delgado (Capitán de Caballería), Manuel Abreu y Bernardo Delgado y está Despradel y toda una legión de dominicanos cuyos nombres no recoge la historia de la guerra, es claro que aquellos altos oficiales no estaban solos; Luis Marcano Álvarez tenía decenas de soldados dominicanos bajo su mando, entre ellos sus hermanos, altos oficiales: Francisco y Félix Marcano Álvarez, cuyas tumbas he visitado en Jiguaní, Bayamo.

También hay que destacar la participación de Manuel de Jesús Peña y Reynoso. E igualmente están los aportes de Marcos del Rosario. Y está, por supuesto, Francisco Gómez Toro (Panchito), hijo de Máximo Gómez y Manana (Bernarda Toro). Hay que mencionar al Capitán Ignacio Díaz, hijo del General Modesto Díaz, quien conjuntamente con el General Francisco Estrada Estrada no aceptaron la firma del Pacto del Zanjón, y siguieron en las maniguas.
 
Un nombre que permanece en el anonimato, tanto en Cuba como aquí, es el del general Dionisio Gil de la Rosa, nacido en La Vega el 8 de noviembre de 1852 y muerto en Cienfuegos (Cuba) el 8 de diciembre de 1899. De una actuación muy destacada en ambos procesos. De igual manera se destaca la presencia del Comandante Leopoldo Tió, nacido en Santiago de los Caballeros, desterrado por Lilís, y muerto en combate en Cuba, con los mambises, en el año de 1895, al lado del Generalísimo Máximo Gómez.

Por supuesto hay que mencionar a la señora Mariana Grajales, natural de Puerto Plata, y madre de los generales Maceo. Tan grande fue su aporte que hoy es considerada y así fue consagrada como la Matrona de Cuba. Pero igualmente las hermanas de Máximo Gómez, Regina y María de Jesús Gómez, hicieron sus aportes en dicho proceso y estuvieron siempre convencidas de la necesidad y la justeza de la guerra.
Dicen los autores cubanos, Aldo Daniel Naranjo y Ángel Lago Vieito, “de mucha importancia fue también la actividad desplegada por el dominicano Manuel de Jesús Peña y Reynoso, quien desde el estallido de la guerra liberadora hizo causa común con los cubanos. Formó parte de las fuerzas de la División Cuba, bajo la jefatura del General Donato Mármol. Muy pronto se destacó como un hombre de excelentes dotes organizativas, y resultó electo diputado a la Cámara de Representantes por el Distrito de Santiago de Cuba”. Al terminar la guerra larga retornó a la patria y fue Ministro de Educación en el Gobierno de Ulises Francisco Espaillat.

Estos mismos autores, nos dicen: “Una hija de Santo Domingo, Petronila Avilés González, vino a Cuba en 1840 como esposa del bayamés Pedro González Pérez, quien viajaba regularmente a ese país en busca de recursos para su negocio de zapatería. De esta unión nacieron en la ciudad de Bayamo varios hijos: Francisca, Caridad, Pedro, Juan y José Avilés González, los que recibieron una modesta educación.
La familia González Avilés apoyó con entusiasmo los planes revolucionarios. Y participó en la toma del pueblo entre el 18 y 20 de octubre de 1868. Pedro González formó fila en las fuerzas de Pedro Figueredo (Perucho). Y, una de sus hijas, Caridad, que contagiaba con su entusiasmo patriótico, fue una de las seleccionadas para cantar el Himno de Bayamo, el 8 de noviembre de 1868, en presencia de Carlos Manuel de Céspedes.
 
Petronila Avilés infundía fe en la victoria, contando los episodios de la lucha de los dominicanos por su independencia. Y cuando el Conde de Valmaseda tomó la ciudad de Bayamo, antes de que se paseara por sus calles en señal de victoria, Petronila quemó su casa y se alzó a las montañas junto a sus hijos y esposo. 
 
Otros dominicanos se establecieron en Jiguaní, Bayamo, en la década de 1840, como Carlos Sablón Mañach, Remigio Salcedo y los Hermanos Báez y Galardi, los que se casaron con mujeres cubanas e hicieron familias; aunque por su avanzada edad para 1868 no se integraron a la lucha revolucionaria como soldados, sí educaron a sus hijos en el amor a la libertad y a la patria y varios de sus hijos pelearon con valor y gallardía en la Guerra de los Diez Años (alcanzaron renombre: Jesús Sablón Moreno, conocido como Jesús Rabí, que llegó al rango de teniente coronel y estuvo en el grito de Baraguá junto al invicto General Antonio Maceo; estuvo en la guerra chiquita y en la necesaria, y llegó al grado en el 95 de Mayor General; pero igual su hermano Francisco, que en el 68 obtuvo el rango de Capitán y en el 95 el de Coronel). 
 
Otros descendientes de dominicanos fueron: Florencio Salcedo Torres, quien concluyó en 1878 como Coronel y en el 1895 como General de División. E igual Alberto Báez Peña y su primo Leopoldo Báez, quienes fueron soldados ejemplares en las tres guerras; alcanzando en el 95 los rangos o grados de Coronel y Comandante, respectivamente.
Naturalmente el genio y el valor de Máximo Gómez en poco tiempo se hizo dueño de los acontecimientos épicos y su nombre corrió como un mito por toda la isla y el continente. Y solo la sombra de Gómez espantaba a los españoles, pues nadie como él manejaba el machete ni tenía la puntería suya con el fusil o el revólver. Gómez estaba tan convencido de su talento militar que dijo en una ocasión: voy a enseñar a los cubanos a hacer patria. Y los enseñó!
  
Máximo Gómez fue ejemplo de pureza, de apego a un ideal, lo que es propio de un apóstol y no de un militar, la historia nos demuestra que todo militar en contienda por la libertad y/o independencia de una nación persigue el poder y sin embargo en el caso que nos ocupa es simplemente la excepción, y nos confirma la influencia que tuvo la figura de Duarte en el jefe y gran estratega militar. Gómez: pensador, duartista, nacionalista y latinoamericanista.

El general Máximo Gómez lo dio todo por el ideal libertario de Cuba, a cambio de la gloria. Por eso dice, en carta enviada a José Dolores Pérez, en fecha 3 de junio de 1885, “Yo pretendo ser libertador de un pueblo esclavo; soy un soldado de la Democracia, al servicio de un pueblo; pero no instrumento que ayude a subir a ningún hombre al poder. Soy, sí, un soldado que ayuda a un pueblo oprimido a sacudir su servidumbre y conquistar su nombre y rango de Nación, pero no aspiro a gobernarlo”.  Y ciertamente le ofrecieron la presidencia de la República de Cuba y declinó. En esa misma carta él confiesa su aspiración: “Yo quiero ser, siquiera, una sombra de Sucre el héroe inmortal; es mi sola aspiración: pero no uno de tantos hombres que gobiernan pueblos o naciones por medro personal, pero que no los libertan de servidumbre alguna”.

Esta carta que comento es digna de la historia, la que escribe a un amigo hondureño a propósito de comentarios que los sindicaban como aliado del Dr. Marco Aurelio Soto, ex presidente de Honduras, en una conspiración contra el general Bogran, presidente hondureño; y le dice: “Es verdad que no pasa desapercibida para mi la situación política de Honduras: es verdad que yo soy tan amigo del Dr. Soto como del general Bogran: a ambos les soy deudor de servicios y consideraciones a que jamás creo poderles corresponder; pero por encima de todo eso está mi gratitud y mi respeto a Honduras”. Es claro que ambos caudillos hondureños estaban enfrentados políticamente, pero Gómez se colocaba por encima de ellos.

Sin embargo, le dice a su amigo José Dolores Pérez: “Y diles que el día que Honduras se viera amenazada por una nación extranjera entonces sí, al frente de una falange de cubanos y dominicanos, volaría a ponerme al lado de los defensores de la bandera nacional que me cobijó en ese país y me dio pan y asilo”.
Y digo que era duartiano no sólo por su pureza y empeño, por su limpio pensamiento, su entrega de apóstol, sino por su propia admiración y respeto a la figura de Duarte, pues en carta al periódico Patria, de fecha 21 de abril de 1894, titulada : Cuba a Duarte, dice Gómez: “Todos los pueblos de la América libre tienen simbolizado en un nombre los esfuerzos, la abnegación y los sacrificios que le costó su emancipación de la metrópoli europea a la que estuvieron sometidos”.

Y agrega: “En todos esos países se han alzado monumentos a eternizar el recuerdo de sus libertadores, como tributo de justicia que se les debe. Por eso hoy la República Dominicana se propone pagar la deuda de gratitud que tiene contraída con el benemérito patricio que fundó su nacionalidad, y ha resuelto erigir una estatua que perpetué el nombre de Juan Pablo Duarte”. Y termina diciendo que su gratitud será eterna a quienes contribuyan con la misión que encabeza en Cuba de reunir fondos para “erigir a Juan Pablo Duarte una estatua digna de su memoria”.

La legión de dominicanos, con Máximo Gómez a la cabeza, que participó en las dos guerras de liberación en Cuba, en el siglo XIX, lo hizo por la solidaridad, por el sentido de justicia, convencido de que el régimen colonial español era oprobioso, actuando con una dignidad fuera de todas dudas, con una entrega absoluta a cambio de nada. La legión actúo convencida de la necesidad de ayudar a los hermanos cubanos en el más alto empeño de un pueblo: acariciar la libertad con dignidad. Conscientes todos los soldados de que la libertad no se mendiga, sino que se conquista a sangre y fuego, cuando las palabras y el derecho internacional son insuficientes.

Con lo anterior y por mis conocimientos de la historia de Cuba, puedo afirmar que ningún otro pueblo aportó más que el dominicano a la independencia de la mayor de Las Antillas.
Nunca en todo el fragor de la lucha un dominicano mostró ambición alguna por cuestiones materiales, cargos o pretensiones políticas. El propio Gómez descartó toda posibilidad de aceptar cargos políticos, ni siquiera la Presidencia de la República. Consagró su vida a la libertad de un pueblo.
Gómez, el puro, dijo: “Mi doctrina política de toda la vida, la libertad y la independencia absoluta de los pueblos”. Y señaló el Generalísimo: “...al ideal cubano, que lo es antillano, me he entregado entero a amarlo y defenderlo, sacrificando todo cuanto los hombres podemos disfrutar...”. Por eso dijo Fidel Castro: ... ? y qué hombre hizo tanto por nuestra patria como Máximo Gómez?  El Generalísimo cuando retorna a Cuba, para la guerra necesaria, con Martí, cuenta con 59 años para librar aquella lucha a caballos, machete en mano y fusil al hombro, lo que hace aún más grande su hazaña. Pero Gómez no sólo admiró a los grandes, sino que él mismo fue grande, visionario, por eso dijo: “NO HEMOS PELEADO SOLO PARA CUBA, SINO PARA LA CIVILIZACIÓN, PARA EL MUNDO ENTERO”. 
 
Y en Gómez hay que reconocer el amor por su Patria, pues en todo momento reivindicó su condición de Hijo de Santo Domingo. Además, reconoció a Juan Pablo Duarte su condición indiscutida de Padre de la Patria y por eso terminada la guerra en Cuba dedicó sus últimos esfuerzos en honrar al Patricio! 
 
En mi modesta opinión esto hace más grande la figura histórica de Máximo Gómez, un hombre grande entre los grandes, aún no comprendido adecuadamente en su tierra. Gómez está situado entre los grandes libertadores de América. Debo anotar, finalmente, que no sólo fue grande con la espada (el machete) y el fusil, sino que también fue un hombre de pensamiento. Me inclino ante Gómez reverenciando a Duarte!

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domingo, 4 de mayo de 2014

Bayamo; Patrimonio Nacional y Ciudad Monumento Nacional.

Patrimonio

Bayamo cuenta con 130 sitios históricos señalizados, de los cuales cuatro ostentan la condición de Monumento Nacional y uno Local.

En el centro histórico se distinguen:

1.. Primer Ayuntamiento Libre de Cuba, donde Céspedes firmó el Decreto Ley de la abolición parcial de la esclavitud. Hoy Poder Popular Municipal.
2..Museo Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes.
3..Casa natal de Francisco Vicente Aguilera, hoy Biblioteca 1868.
4..Casa natal de Donato Mármol Tamayo, hoy Casa de Cultura 20 de octubre.
5..Casa natal de Esteban Tamayo Tamayo, hoy Casa de la Nacionalidad Cubana.
6..Casa natal de Pedro Figueredo Cisneros (Perucho), hoy Oficina de Correo.
7..Casa natal de Manuel Muñoz Cedeño, hoy Museo Provincial de Bayamo.
8.Casa natal de José María Izaguirre, hoy Bodega de productos alimenticios.
9..Casa natal de Diego José Baptista, Padre Batista. Hoy Registro Civil.
10..Casa natal de José Joaquín Palma, hoy vivienda.
11.Plaza de la Revolución de Bayamo, donde se firmó la Capitulación de Bayamo cuando los mambises lograron la liberación de la ciudad.
12..Casa natal de Juan Clemente Zenea, hoy Unidad de Propaganda.
13..Casa donde vivió José Manuel Capote Sosa, hoy Centro Provincial de Patrimonio.
14..Casa donde vivió Luz Vázquez y Moreno.
15..Casa donde vivió Tomás Estrada Palma, hoy UNEAC.
16..Casa donde vivió Céspedes y nació su hijo Amado Oscar, hoy UPEC de Granma.
17..Casa donde vivió Céspedes, hoy Escuela Especial "Francisco Maceo Osorio"
18..Plaza del Himno, donde se cantó por primera vez el Himno Nacional.
19..Iglesia San Salvador de Bayamo, hoy Catedral de Bayamo.
20..Alcaldía de Bayamo, lugar por donde comenzó el incendio de la ciudad. Hoy Restaurante Senado. 21..Ventana de Luz Vázquez, donde se cantó por primera vez la canción La Bayamesa.
22..Retablo de los heroes. El Retablo de los Héroes, donde se rinde homenaje a los patricios de la Guerra de los Diez Años.
23..Mausoleo de José Joaquín Palma.
24..Convento de San Francisco, hoy Escuela Primaria Manuel Ascunce Doménech.
25..Convento de Santo Domingo, hoy Escuela Primaria José Antonio Saco.
26..Hospital San Roque, primer hospital de la ciudad. Hoy Policlínico Bayamo.
27..Antigua torre de la Iglesia San Juan Evagelista, que se distingue por su monumento funerario y sirve como lugar de reposo a los restos mortales de Francisco Vicente Aguilera.

28.. Lugares por donde entraron las fuerzas independentistas mambisas para la toma de Bayamo.

Barranca La Lizana. (la cutara)
Barranca La Mendoza.(parque la mendoza)
Barranca La Luz. (chapuzon)

..En este sitio podran encontrar muchos datos y enlaces sobre Bayamo. Economia, educasion, salud, asi como informasion sobre otroas cosas de Bayamo.

http://www.ecured.cu/index.php/Bayamo

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Bayamo: tierra de coches, leyendas, romances y tradiciones.

                             
 
 
 


Por: Ana María Domínguez Cruz

¡Montar en un coche! Eso era lo primero que quería hacer cuando llegara a Bayamo y lo hice, para ser partícipe de la tradición que instauró el cantante Tiburón Morales, del conjunto Son 14, dirigido por Adalberto Álvarez, con el son que repetía: Yo quiero ir a Bayamo montando en coche.


Es que llegar a la segunda villa fundada por Diego Velázquez en 1513, San Salvador de Bayamo, es llegar a una tierra rica en historia, tradiciones, cultura y en la que sus habitantes, orgullosos de su estirpe, reconocen a cada paso que fue en ella donde se inició la Cuba que tenemos hoy.


Tienen razón… Y montada en un coche hojeo las páginas de la historia de la mano del profesor Domingo Cuza, una autoridad en la zona, a quien le place compartir la magia de su ciudad natal.
 
 


“Sin los coches, Bayamo no es Bayamo —me dice—. Es un medio de transporte muy antiguo pero que garantiza la vida de esta ciudad, el único lugar del mundo donde se reproducen los coches de los modelos Duquesa y Milord en la fábrica La Calesa con las medidas exactas de los primeros, incluso, en miniatura, respetando las 143 piezas que llevan”.


Antes transitaban volantas y quitrines, pero perduran hasta nuestros días otros modelos que son parte ya de la identidad bayamesa. “Fíjate que existe una Asociación de Cocheros, la única de su tipo en el país, y se estableció el 8 de enero como el Día del Cochero”, agrega Cuza.


Sonrío y, con su elegante oratoria, repaso los momentos en los que Carlos Manuel de Céspedes inició nuestras luchas por la independencia, y casi escucho las notas de nuestro Himno Nacional, entonadas por primera vez en esta tierra, luego de ser compuestas por Perucho Figueredo.


“¿Sabías que en Bayamo se encontraba el primer cementerio cubano a campo abierto?”, me pregunta. “En el actual parque Retablo de los Héroes estaba el camposanto, cuyo templo desapareció con la quema de la ciudad en 1869”, y cuando yo pensaba que era increíble que aquel dato histórico hubiera escapado del plan de estudios de mis profesores de Historia, Cuza sumó otro, igual de extraordinario: Bayamo es la cuna del ajedrez en Cuba, pues ya en la primera mitad del siglo XVI se jugaba esta “guerra” de tablero en la zona.


El andar cadencioso de Chucho, el caballo que remolca nuestro coche, permite que al pasar por la casa de Tomás Estrada Palma, actual Biblioteca Pública de la ciudad, rememoremos en breve quién fuera este hombre, minutos antes de enternecernos al ver la ventana desde donde Luz Vázquez y Moreno escuchó La Bayamesa. Su novio, Pancho Castillo, se la dedicó, en busca de su perdón ante un desliz amoroso, y gracias a la letra del poeta José Fornaris y la interpretación del tenor Carlos Pérez, la “gentil bayamesa…, sol refulgente” accedió.


Otra leyenda persiste en la urbe. “¡Mira aquella pared! —me insta Cuza—. En esa tumba yacen los restos de Doña Isabel de Acelar y se dice que su fantasma está allí enclaustrado. Si nos ponemos con los brazos en cruz pegados a su losa, a las 12:00 de la noche, en luna llena, sentiremos el latir de su corazón, siempre y cuando también seamos ejemplo de fidelidad”.


¿Existen otros fantasmas en Bayamo?, inquiero. “Pues sí, los custodios de la antigua casa despacho de Carlos Manuel de Céspedes afirman que en las noches se escucha arrastrar las cadenas y un ruido de vajillas que se destrozan. Muchos juran haber visto el fantasma de Céspedes, o de alguien parecido, correr por los tejados. Y está también Anita, el fantasma del río, el cual se les aparece a los hombres vestida de novia y los ahoga para luego poseerlos”.


“Claro, que también está el del indio Hatuey, una aparición en forma de bola de fuego y luz que los bayameses reconocen como ‘la Luz de Yara’, y que en la actualidad no deja de tener credulidad en la zona”, acota Cuza.


“Llegamos a la Capilla de Nuestra Señora de los Dolores, anexa a la Santa Iglesia Catedral del Santísimo Salvador”, anuncia mi guía. En la catedral se interpretó por primera vez la marcha que diera origen posteriormente a nuestro himno, y en 1869 se produjo la bendición de la bandera cubana que llevaron los mambises en la Guerra de los Diez Años. “Se inmortalizó el suceso por el dominicano Julio Desangles, en un óleo de 8,5 metros de ancho por 4,5 de largo que, al mismo tiempo, es la única pintura de tema patriótico que puede verse en un templo católico cubano”.


El conjunto de las dos edificaciones constituye una joya de la arquitectura cubana. Se suma, a la riqueza ancestral, el tesoro de la contemporaneidad, apreciado en su boulevard que, a lo largo de la calle General García, nos regala pinturas de importantes artistas de la plástica en el piso y en sus bancos y postes, y en el que coexisten además lugares de obligada visita como el Museo de Cera, nombrado así en el 2007 luego de que fuera la galería Cerarte.


Bola de Nieve, Compay Segundo, Rita Montaner, Polo Montañés, Fabio Di Celmo, Benny Moré, Rita, la Caimana, entre otros —a los que se sumó el pasado 20 de octubre El Guayabero—, parecen estar vivos gracias a la técnica de modelado en cera policromada que eterniza la familia Barrios Madrigal, oriunda del poblado de Guisa.


En ese famoso boulevard, caracterizado por la limpieza y la armonía, podemos disfrutar de una cremería para adultos y otra para niños, una peluquería infantil y mercados agropecuarios inigualables. Al transitarlo nos percatamos de que en Bayamo hay cabida para todo lo bien pensado, lo creado para el bienestar común, porque su gente así lo quiere.


Fiestas populares de antaño coexisten con el andar apurado de los bayameses, explica Cuza, y la poesía no abandona sus calles, desde la casa del poeta Juan Clemente Zenea hasta la de María Luisa Milanés, quien se suicidó, y su tumba es hoy un símbolo para los enamorados.


Se disfruta todo esto, afirma, y yo asiento. “Pero no puedes olvidar que todo comenzó con el bayam, un árbol que bajo su sombra, según reza la oralidad más antigua, las fieras se apaciguaban”.


Visto así, es Bayamo también una ciudad de calma, donde el que llega se siente parte de ella en poco tiempo, sin abandonar la idea de conocer La Demajagua, Manzanillo, Playa Las Coloradas y otros lugares de interés.


“Esta villa cumplio este 5 de noviembre de 2013 sus  500 años de fundada —recuerda Cuza— y es un sitio al que debe venir todo cubano”.


“¿Y los turistas foráneos?”, le pregunto a Ramón Cereijo, delegado del Ministerio de Turismo en la provincia Granma, quien nos recibe al término del recorrido en el Parque de los Coches. “Los extranjeros no dudarán en prolongar su estancia en esta tierra. Tenemos muchos atractivos naturales y patrimoniales, hoteles de lujo en distintos puntos de la provincia, en los que continuaremos mejorando en el confort de sus instalaciones; y por estos días no podrán estar ajenos al III Evento de Cocina Regional Bayamesa, a la premiación del coche tradicional con más valor patrimonial y al récord que instauraremos por el mayor casabe del mundo, entre otras actividades que se tejen en esta ciudad”.


Me voy de Bayamo consciente de que la visita se repetirá en otro momento.


 

viernes, 18 de abril de 2014

Manuel del Socorro Rodríguez. Distinguido bayames.

Manuel del Socorro Rodríguez

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Manuel del Socorro Rodríguez de la Victoria. Uno de los más influyentes actores del movimiento ilustrado en la Nueva Granada, actual Colombia, y uno de los más destacados bibliotecarios del período colonial en América. También considerado el iniciador del periodismo en Colombia, nació en Bayamo (Cuba) el 3 de abril de 1758 y falleció en Bogotá, el 3 de junio de 1819.

Huérfano a temprana edad, tuvo que hacerse cargo de la manutención de su familia, aprendiendo los oficios de su fallecido padre y también los propios en artes, caligrafía y humanidades. En 1778 obtuvo un título en aptitud y seis años después, se residenció en Santiago de Cuba.

En La Habana conoce al brigadier español José de Ezpeleta, quién gestionaría su viaje a la Nueva Granada para que haga parte de su séquito al ser nombrado virrey de ese territorio. Por orden de éste fue designado como bibliotecario público de la Real Biblioteca de Santa Fe de Bogotá, ocupando el cargo toda su vida y viviendo pobremente. Fue fundador de la tertulia Eutropélica, que era una reunión donde se estudiaban humanidades, muy frecuentado por gente de la clase alta de la sociedad colonial. Fue ahí donde nació la idea de fundar el Papel Periódico de Santafé, que se hizo realidad el 9 de febrero de 1791, y en el que participaron con sus escritos todos los próceres de la independencia colombiana.

Por solicitud del virrey neogranadino Antonio Amar y Borbón, creó en diciembre de 1806 la publicación quincenal El Redactor Americano que se mantuvo hasta noviembre de 1809, del cual volvieron a escribirse los escritores criollos acerca de la cultura, la ciencia y la política de la época inmediatamente preindependista, así como de los diversos sucesos internacionales, esquivando siempre las censuras impuestas por las autoridades coloniales españolas.

Después del grito de independencia de 1810, el gobierno de la Patria Boba se negó a pagarle el sueldo de bibliotecario, lo cual tuvo que vivir de la ayuda de las principales familias criollas de la ciudad, al tiempo que ejercía de redactor en el órgano de la Junta Suprema de Santa Fe, La Constitución Feliz. Al involucrarse en la política, fue miembro del Colegio Electoral de Cundinamarca y colaboró con el gobierno centralista de Antonio Nariño.
Al llegar la reconquista española, sobrevivió del régimen de terror al volver a colocar el cuadro del rey español en el recinto de la Biblioteca pero su salud se complica y muere muy pobre. En el día de su funeral, los habitantes de la ciudad hicieron colecta para su sepultura.

 

sábado, 12 de abril de 2014

Que me entierren en Bayamo





Que me entierren en Bayamo
 
A propósito de la celebración de la XVIII Edición del Festival de Música Popular Cubana Sindo Garay.
 
Por Gloria Guerrero

Recuerdo el calor intenso de aquella tarde de julio de 1968, Cuando la curiosidad de adolescentes nos llevó a paso apresurado a un velorio inesperado en un lugar público, que por demás tenía un aroma de guitarra rasgada y el aire solemne de guayaberas recién planchadas al son de circunstancias dolorosas.
 
Bayamo, la ciudad inmortalizada por la música trovadoresca recibía como madre pródiga a un hijo que adoptó como propio ofreciéndole como privilegio único el regazo de su tierra bendecida: Antonio Gumersindo Garay y García, conocido como Sindo Garay.
 
Cuentan que este genio popular, aprendió la música a través de la vida, la elaboró en su cabeza, su garganta y sus manos sobre la guitarra. Para él un papel pautado con notas musicales no tuvo más significado que el de un misterioso jeroglífico indescifrable y que sólo a partir de su increíble sensibilidad y capacidad para sintetizar y reelaborar hechos sonoros, pudo, desde su desconocimiento de la técnica musical formal, hacer las obras que hizo.
 
Por supuesto que cantó a Bayamo, aún hoy se escucha esa emblemática melodía dedicada a la mujer Bayamesa, que es todo un poema de fragancia que nos enaltece…
 
Sus composiciones del más puro sabor cubano, engrandecen el patrimonio musical de nuestro archipiélago y sirven de inspiración a quienes participan en el Festival de Música Popular Cubana Sindo Garay, que Bayamo celebra en su honor.
 
Nació el trovador en Santiago de Cuba, pero por alguna razón no confesada pidió que lo enterraran en Bayamo y aquí reposa, bajo un flamboyán que desgrana sus flores como notas, mientras que algunos conocedores del misterio de la vida y de la muerte, aseguran que en las noche de luna se escucha sonar una guitarra, triste. que repite una y otra vez la melodía que todos conocemos……….
 
Ella es sensible, le brinda al hombre
virtudes todas y el corazón,
pero si siente de la Patria el grito,
todo lo deja, todo lo quema,
ese es su lema, su religión.
 
 

jueves, 10 de abril de 2014

Bayamo: Ciudad cubana del buen gusto.



Por : Yoanis Hernández.
Santiago de Cuba -


“Quiero ir a Bayamo de noche a pasear por el parque en un coche”…Así se deja escuchar en un famoso tema de la música popular cubana por el Conjunto Son 14 y la autoría de Adalberto Álvarez.

Pero a la capital de Granma no solo se va a pasear en coche, ya se hace habitual que en los últimos tiempos turistas nacionales se den cita en esa urbe para disfrutar de la cultura, gastronomía e historia locales.
Bayamo bien podría proclamarse, además de Ciudad Monumento, sitio para deleitarse con el buen gusto, ya que es divino ver el aspecto higiénico de sus sitios públicos, calles y avenidas, sin dejar de hacer una apología de sus instalaciones: Es un confort de esos que se puede disfrutar en Cuba - solo- en centros que operan en divisa.

La Ciudad Monumento de Cuba, se distingue también por su excelente gastronomía, realizada con materia prima producida en el territorio. Gastronomía acompañada de un trato exquisito, abundancia y calidad en sus ofertas.

La cultura local es otro pilar fuerte en Bayamo. Los artesanos y artistas donan parte de sus colecciones privadas para embellecer esa ciudad. Ejemplo “El museo de Cera”, centro que muestra piezas a tamaño natural de figuras de la música, y personajes públicos: Carlos Puebla, Sindo Garay, Benny Moré, Polo Montañés, Fabio Di Celmo, Rita La Caimana, entre otros. Próximamente contará en su colección con Bola de Nieve al piano.

El boulevard bayamés está ambientado de principio a fin con obras de los artistas del patio. Asistir al paseo bayamés -que culmina en el parque central- es como visitar un museo al aire libre y disfrutar de una mezcla de cultura popular, y hasta un toque de clasicismo.

El turista nacional que visita, como me atrevo a apodarla “ La capital del buen gusto” puede apreciar variados servicios en su red de centros de la gastronomía popular: La casa del jugo, La Cascada (agua natural de varios tipos), Cremerías para adultos y otras para niños, La casa del perro Caliente, La súper hamburguesa, mercados especializados en frutas, viandas y vegetales, mercado para expender dulces finos y productos derivados de la leche, como helados, leche condensada de varios sabores, yogurt, mantequilla, quesos, entre tantos atractivos culinarios y de la repostería local.

Entre esos atractivos está cake “La Cubana”. Dulce fino de dos capas de panetela, con licores de menta y coco, ron Carta Blanca, una base de mantequilla entre panetelas, una capa de crema de chocolate, el acostumbrado merengue y una caja que solo por su apariencia justifica su precio. $ 50.00 pesos MN(moneda nacional).

Después de un paseo por la ciudad, el día puede terminar en “El chapuzón”, rio con un método de contención del agua para aliviar el calor en estos meses.

En este sitio te puedes encontrar con una"Caperucita roja en pantalón" o una trigueña “Bella durmiente “. Nada, que en la villa de Bayamo puedes ver de todo.

Al final del paseo puedes ir a la “Casa del panqué” y degustar además de este dulce, variedades de café, jugos y refrescos.

Granma, pero en especial Bayamo, no tiene esa excelencia en sus servicios por gusto. Ha sido y es un trabajo en conjunto de su pueblo y las autoridades locales. Es que el bayamés tiene cultura social y hábitos de trabajo inigualables, además de un gran sentido de pertenencia.

Granma por ocho años tuvo a Lázaro Expósito Canto, como Primer Secretario del Partido. Esta provincia avanzó increíblemente por el respaldo y la confianza que tuvo este dirigente político en el pueblo. En su acto de despedida ante tantos elogios -muy merecidos- sólo pudo decir, “Gracias Bayamo”.

Lázaro Expósito Canto, hace iguales funciones políticas en Santiago de Cuba. Le toca ahora a esta provincia demostrar que aún preservamos los epítetos de Rebelde ayer, Hospitalaria hoy y Heroica siempre.

Las santiagueras y los santiagueros, deben rescatar importantes valores perdidos durante años: Los más importantes, adquirir cultura social y sólidos hábitos de trabajo. Entonces, bienvenida esta nueva era que ya empezamos a vivir, donde debe ser premisa la calidad de vida de los habitantes de mi Santiago, tu Santiago, nuestro Santiago.

Gracias Lázaro Expósito Canto; recuerde que puede contar con nosotros. Confiamos en usted, y de veras lo trajimos para aquí, como lo hicimos saber hace tres años en un intercambio con periodistas granmenses.

Definitivamente, ya no podemos ignorar la llamada del cantor, “Yo quiero volver una de estas noches, a pasear Bayamo y sus calles montado en un coche”. Sobran motivos, para visitar Bayamo: La ciudad del buen gusto.


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lunes, 7 de abril de 2014

Regreso de Francisco Vicente Aguilera a Bayamo.





El regreso de Aguilera:
Del Calvario al Mausoleo.

 
M.Sc. Isolda Leonor Martinez Carbonell.

 
 
La muerte de Francisco Vicente Aguilera y Tamayo en New York, el 22 de febrero de 1877, fue un hecho que conmovió el corazón de los que conocieron su bondad, sencillez y profunda vocación independentista. Se desempeñaba como vicepresidente de la República en Armas cuando en 1871 Carlos Manuel de Céspedes lo designó para que partiera hacia la emigración a unir los diferentes centros revolucionarios y hacer llegar expediciones que abastecieran de logística a las tropas del Ejército Libertador. En medio de su labor un cáncer atacó su garganta, hasta que lo llevó a la tumba.

 El cadáver fue tendido en el Salón del Gobernador del ayuntamiento de New York, en capilla ardiente. Presidió la fachada del edificio la bandera de los Estados Unidos, el pabellón de la ciudad de New York y la enseña de Cuba Libre, a media asta, en señal de profundo duelo.
 
El 26 de febrero de 1877 los restos del eximio fueron depositados en el cementerio de Marble. Aquí reposaron hasta el 5 de diciembre de 1883, cuando una comisión integrada por Pedro Iraola, Néstor Ponce de León y José Joaquín Palma, invitados por Eduardo Codina a nombre de Ana Kindelán, viuda de Aguilera, procedió a abrir la bóveda. Era un sarcófago de hierro con una plancha de plata.
Instaurada la República en Cuba, el alcalde de Bayamo, Manuel Plana Rodríguez del Rey, se dirigió al presidente de la nación, el 18 de octubre de 1909, en nombre del pueblo bayamés, para pedir el traslado de Francisco Vicente Aguilera, cuyos restos descansaban en el extranjero.

En la misiva se instaba a otorgar financiamiento para construir un mausoleo, así como unir Bayamo con Manzanillo por la vía ferroviaria y que el tren fuera el portador de los restos. En medio del proceso, Plana le comunicó a Eduardo Codina, residente en la provincia de Santiago de Cuba, que era necesario ir preparando el recibimiento de los restos de Aguilera, y su conservación en un lugar apropiado hasta que se erigiera el mausoleo. Temporalmente reposarían en la tumba de la familia del patriota, por eso visitó el cementerio San Juan para comprobar el estado de conservación del panteón, el que se encontraba en malas condiciones, debido a su abandono. Le solicitaba que lo informara a los familiares del revolucionario, residentes en la capital de la provincia, ofreciéndose para atender y dirigir la reparación.











Ante esta decisión, los hijos de Aguilera le agradecieron a Manuel Sanguily, secretario de estado la disposición del gobierno de trasladar los restos de su padre para la ciudad natal. Para garantizar el recibimiento en la ciudad, Plana citó a una sesión extraordinaria con los miembros del ayuntamiento y las personalidades de la localidad para precisar los detalles del ceremonial.
 
Como prueba de afecto, los vecinos de Bayamo, convocados por el alcalde, se congregaron en la sala capitular del ayuntamiento para intercambiar impresiones acerca del ceremonial. Plana abogó porque los bayameses tuviesen especial empeño en el esplendor patriótico que debía desplegarse al llegar los sagrados restos.
 
Una ley dictada el 28 de febrero de 1910 ordenaba el traslado de los restos de Aguilera de Nueva York a Bayamo. La entrega de estos se efectuó el 28 de septiembre de 1910 en el salón de sesiones de la Casa Capitular en Nueva York, por parte del alcalde de esta ciudad a una comisión nombrada por el ejecutivo de la nación cubana. Los restos mortales del noble cubano se encontraban en una caja de metal, que contenía otra de madera. Se cedieron, además, tres banderas que fueron colocadas sobre el féretro cuando se puso en capilla ardiente en 1878: una modelo de la que se enarboló al iniciar la lucha independentista hacía 42 años y cuyo aniversario se conmemoraba con tan benévolo acontecimiento; la bandera modelo de la nación norteamericana y la bandera nacional.

El 10 de octubre de 1910 se cumplió la aspiración de los bayameses: arribaron los restos del patriota a la ciudad que lo vio nacer. Durante el trayecto varios ayuntamientos le rindieron tributo, cubriendo la urna de coronas. Los restos llegaron a Bayamo en un tren especial que hizo el viaje directo desde La Habana. Vinieron acompañados por el bayamés Miguel del Risco Álvarez y una representación de alto nivel. Fueron llevados a la Casa Capitular y el pueblo le rindió honores. Junto a ellos llegó una carta de felicitación del presidente de la República al pueblo de Bayamo por ser depositarios de los restos.

Las reliquias fueron depositadas, ese mismo día, en el cementerio de San Juan, en el panteón de la familia Aguilera y entregadas al alcalde municipal, Manuel Plana. Todo parece indicar que se responsabilizó con la custodia al ejecutivo municipal de Bayamo, pues los familiares del patriota no residían en la ciudad.

El 10 de octubre de 1940, los bayameses despertaron ansiosos. Se conmemoraba el aniversario 72 del inicio de las luchas por la independencia, hecho en el que Francisco Vicente Aguilera había sido el principal organizador. Parecía que el homenaje al patriota, en esta justa fecha, coincidiría con una indigna y desacreditadora acción para el pueblo bayamés, pues sus familiares exigían el traslado de los restos de Aguilera para el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba.

Existía tensión y disgusto en el pueblo. Se habían creado las condiciones para ejecutar el traslado y se dispuso una comisión integrada por representantes del presidente de la República, el senado, la Cámara de Representantes, el gobierno, el Consejo Provincial de Oriente, el Centro de Veteranos de Santiago de Cuba, varios miembros de la Policía Secreta, los Servicios de Inteligencia y el Ejército, encabezados por el coronel jefe de la provincia oriental. Al llegar a la tumba, la comisión encontró los ladrillos removidos y una sorpresa excepcional: habían desaparecido los restos de Aguilera.

A partir de esos momentos varios periódicos del país comenzaron a especular acerca del hecho, manifestaban que en horas de la madrugada de ese día personas desconocidas profanaron la tumba del patriota y secuestraron sus restos. Se buscaban a los autores quienes recibirían todo el peso de la ley.

El periodista bayamés Manuel R. del Risco Álvarez, quien tuvo el honor de trasladar los restos de Aguilera desde La Habana hasta Bayamo, estuvo vinculado a la sustracción. Justificó su proceder argumentando que: “[...] aquello no fue un secuestro, sino un rescate. Nosotros lo que hicimos fue rescatar los restos de Aguilera de la abandonada tumba en que estaban, con el propósito de que no se los llevaran de Bayamo y los trasladaran para un lugar donde estuvieran mejor cuidados”. Aseguró que lo acompañaron dos personas: Emilio Garcés, también periodista e incansable luchador a favor del bienestar de Bayamo y un jamaicano que trabajaba como portero en el hospital General Milanés al que todos conocían por Charles. Este había sido escogido por su discreción y fortaleza física.

Después de materializado el rescate se dieron cuenta que habían dejado una huella. A Emilio se le había quedado su sombrero, con unos papeles dentro de la badana en el cementerio. Ante esa situación, decidieron decir lo que habían hecho al comandante Felipe Elías Thumas, presidente del Centro de Veteranos. Este convocó a todas las instituciones para una reunión urgente en el cuartel de la Guardia Rural, Carlos Manuel de Céspedes e informó que los restos de Aguilera estaban en poder de los bayameses y estos no permitirían que se los llevara. El Centro de Veteranos, el Comité Pro Reconstrucción de Bayamo y el Círculo de la Prensa respaldaban esa actitud. En la reunión se tomó el acuerdo de que los restos se entregaran al Centro de Veteranos y al Centro Pro Reconstrucción y fueran llevados al panteón de la institución. Las reliquias, en un féretro, y cubiertas con la bandera nacional y la de Céspedes, fueron ubicadas en el panteón de los Veteranos de la Independencia en la necrópolis. Su traslado fue en un armón de artillería. Se dice que más de diez mil personas participaron en la peregrinación, encabezadas por la Banda Municipal y la Banda del Estado Mayor del Ejército.

Aún los bayameses no se encontraban satisfechos con el lugar donde reposaban los restos de Aguilera. La Cámara Municipal por unanimidad acordó manifestar al Consejo Provincial de Oriente la gratitud del pueblo de Bayamo por la ofrenda dedicada al hijo que generosamente supo servir siempre a la libertad de su patria. De igual forma se insertó un escrito del Consejo donde informaba que el traslado de la figura alegórica se realizaría cuando fuera aprobado el presupuesto extraordinario y que estuvieran consignados los gastos de transporte. El 8 de julio de 1914, se efectuó, sin ceremonia alguna, la entrega del monumento al alcalde municipal de Bayamo, Olimpo Fonseca.

Las gestiones para construir el mausoleo concluyeron en 1958 cuando desempeñaba la función de alcalde de Bayamo, Blas Elías Thumas. El 13 de febrero de este año le dio a conocer a la Cámara Municipal la donación de 25 000 pesos efectuada por el presidente de la República, Fulgencio Batista, para la erección de un mausoleo, a la memoria del insigne bayamés Francisco Vicente Aguilera y otros héroes de la Guerra del 68, y que llevaría por nombre Retablo de los Héroes. Se planificó su emplazamiento en el lugar donde existió el antiguo cementerio de San Juan, a un costo de 32 000 pesos, según proyecto de Sergio López Mesa. El propósito quedaba claro: rendirle tributo a los forjadores de la nación cubana, pero además, contribuir al embellecimiento de la cuidad de Bayamo.

En esta situación se recibió, desde la ciudad de Nueva York, una resolución enviada por el alcalde de dicha ciudad donde informaba que establecía el Día de Aguilera. Ante la generosa decisión, el club de Leones de Bayamo, en sesión plenaria celebrada el día 9 de marzo acordó otorgar un Diploma de Honor al alcalde de Nueva York, en testimonio de reconocimiento y alta consideración por su decreto. Blas Elías Thumas, alcalde de Bayamo, correspondiendo a la decisión del gobierno de Nueva York, le concedió a Robert F. Wagner, alcalde de dicha ciudad, el título de Amigo Predilecto de Bayamo.

La fecha exacta de la inauguración del Retablo de los Héroes no se ha podido localizar, no obstante el 30 de junio de 1958 se aprueba por la Cámara Municipal de Bayamo un presupuesto extraordinario para su embellecimiento e iluminación. Partimos de la hipótesis de que su inauguración se realizó el 22 de junio, aniversario 137 de su natalicio, pero que debido a la situación política que existía en el país se le dio escasa divulgación. Esto no era un momento que pudiera ser utilizada para festejar o vanagloriarse los gobiernos de la república mediatizada en Bayamo.
 
El Retablo de los Héroes se encuentra ubicado en la calle José Martí, entre Amado Estévez y Augusto Márquez y es el máximo exponente del conjunto escultórico que existe en la Plaza San Juan formado, además, por el pórtico del cementerio de San Juan, primero al aire libre inaugurado en Cuba, el mausoleo a José Joaquín Palma y la tarja que señala el lugar donde nació Manuel del Socorro Rodríguez. Los restos de Aguilera descansan en la base del monumento con la intención de que su presencia perdure en el recuerdo de todas las generaciones de cubanos y extranjeros que acá lleguen.


 Hoy el Retablo de los Héroes es un lugar muy visitado por todo bayames en el estranjero, no podemos dejar de ir a este bello lugar lleno de historia. Todo bayames le tiene mucho respeto y amor.